El presidente de la República, Michel Aoun; y el titular del Parlamento, Nabih Berri, condenaron en misivas al mandatario egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, el ataque de extremistas contra una posición del Ejército en una estación de bombeo de agua, que causó la muerte de 11 militares.
Aoun condenó el hecho que dañó la seguridad y la estabilidad de Egipto; al tiempo que extendió “sentido pésame y consuelo” a las familias de las víctimas.
Por su parte Berri reiteró el apoyo y la posición de Líbano con el Gobierno y el Ejército egipcios para hacer frente al terrorismo en todas sus formas.
En ese sentido, Hizbulah (Partido de Dios) reiteró su solidaridad con el hermano pueblo en luchas y conflictos internos.
Igualmente, el Partido Socialista Progresista y el movimiento Amal enfatizaron que “las traicioneras operaciones” no socavarán la determinación de los ciudadanos egipcios, sus Fuerzas Armadas para terminar de “arrancar de raíz el terrorismo».
De acto criminal calificó el sabotaje el Gran Mufti de la República, Sheikh Abdul Latif Derian, quien señaló que tales acciones “son inmorales e inhumanas y enfrentarlos es un deber religioso y nacional”.
En lo que va de año este constituye el primer ataque en el norte egipcio de Sinaí, donde operan grupos armados que juraron lealtad a la organización terrorista Estado Islámico.
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