Según Downing Street, el gobernante conservador hizo la advertencia durante una conversación telefónica con su homólogo de la República de Irlanda, Micheál Martin, a quien le dijo que después de las elecciones locales celebradas la semana pasada en la provincia británica la situación era muy grave.
En virtud del tratado de retirada firmado por la UE y el Reino Unido, todas las mercancías que se trasiegan entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte deben ser sometidas a controles aduaneros para comprobar que cumplen con las regulaciones europeas.
El llamado protocolo, que según Londres y Bruselas busca evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas, provoca demoras en la llegada de los productos, y es rechazado sobre todo por los unionistas norirlandeses, que lo ven como una amenaza a su permanencia dentro del Reino Unido.
Para presionar a Londres, el Partido Democrático Unionista abandonó en febrero pasado el gobierno y ahora perdió la mayoría en la asamblea local frente al Sinn Fein, que aboga por la reunificación de esa provincia británica con Irlanda.
Los acuerdos de paz de 1998 establecen que el gobierno semiautónomo debe ser compartido por unionistas y nacionalistas, pero los primeros se niegan a formar parte del ejecutivo hasta que Londres se comprometa a reformar el protocolo.
De acuerdo con su oficina, Johnson acusó a la Comisión Europea de no dar los pasos necesarios para ayudar a resolver los problemas económicos y políticos creados por el acuerdo posBrexit.
El vicepresidente de esa entidad europea, Maros Sefcovic, se apresuró en aclarar de inmediato desde Bruselas que la renegociación del protocolo no es una opción, y que cualquier acción unilateral por parte de Londres haría aún más difícil la búsqueda de una solución.
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