Ni el Sinn Fein, antiguo brazo político del Ejercito Republicano Irlandés que ganó la mayoría en las recientes elecciones regionales, ni el Partido Democrático Unionista (DUP), que se niega a formar un gobierno compartido, salieron complacidos de sus reuniones por separado con el gobernante conservador.
Lamentamos informar que no obtuvimos respuestas directas del primer ministro, excepto la confirmación de algo que ya sabíamos, que este impasse es algo coordinado totalmente entre él (Johnson) y el DUP, aseguró a la prensa la presidenta de Sinn Fein, Mary Lou McDonald.
Según la jefa del partido político que aboga por la reunificación de la provincia británica con la República de Irlanda, el gobernante intenta ahora aplacar a las fuerzas fieles a la Corona con su promesa de que rescindirá el llamado protocolo posBrexit para Irlanda del Norte.
Como parte del tratado de retirada firmado por la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, Irlanda del Norte quedó bajo la jurisdicción del mercado único y la unión aduanera europeos, por lo que todas las mercancías que se trasiegan entre Gran Bretaña y esa provincia británica deben ser sometidas a controles aduaneros para comprobar que cumplen con las regulaciones del bloque.
El mecanismo, que busca evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas, provoca demoras en la llegada de los productos, y es rechazado por los unionistas norirlandeses, que lo ven como una amenaza a su posición dentro del Reino Unido.
Para ratificar su insatisfacción y presionar a Londres, el DUP anunció que no acatará los términos del acuerdo de paz de 1988 que obligan a unionistas y republicanos a compartir el gobierno provincial, hasta tanto las autoridades centrales se comprometan a renegociar el pacto posBrexit. Aunque se especula que la canciller británica Liz Truss anunciará este martes que el Reino Unido va a revocar de forma unilateral algunas partes del protocolo para preservar la paz y la estabilidad en Irlanda del Norte, el líder unionista Jeffrey Donaldson afirmó tras reunirse con Johnson, que juzgará al gobierno central por sus acciones, no por sus palabras.
La UE se opone a la renegociación del protocolo, y advirtió que su revocación unilateral tendría consecuencias legales para Londres.
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