El jefe de Gobierno Naftali Bennett agradeció en un comunicado el trabajo de Gan Zvi, quien pasará a laborar en el sector privado, según diversos medios de prensa nacionales.
El renunciante era considerado una de las voces más a la derecha en el gabinete y figura clave en el partido ultranacionalista Yamina, la formación encabezada por Bennett.
A mediados de este mes también anunció que abandonará su cargo el asesor del primer ministro en asuntos de relaciones exteriores, Shimrit Meir.
La renuncia de Gan Zvi es vista como una señal adicional de inestabilidad en el Gobierno, que está luchando por sobrevivir tras quedar en minoría en la Knesset (Parlamento), destacó el diario The Times of Israel.
La crisis interna se acentúo la pasada semana, cuando la legisladora Ghaida Rinawie Zoabi abandonó la coalición tras criticar a Bennett por su falta de respaldo a la minoría árabe.
“Entré en política porque me vi como una emisaria de la sociedad árabe, a la que represento, pero desafortunadamente, en los últimos meses, por razones estrechas, los jefes de la coalición prefirieron (…) dar pasos hacia la derecha en temas clave”, apuntó al justificar su postura.
Tras su salida la alianza de ocho partidos en el poder quedó con 59 curules en el hemiciclo, de un total de 120.
El primer golpe a la variopinta alianza ocurrió el 6 de abril último, cuando perdió la mayoría legislativa por la decisión de la diputada ultraderechista Idit Silman de sumar su voto a la oposición, dirigida por el partido Likud, de Netanyahu.
La coalición está integrada por agrupaciones de ultraderecha, centro, islamista, izquierda, todas unidas en su rechazo a la vuelta al poder de Netanyahu, quien dirigió el país durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
Esas profundas diferencias ideológicas provocan constantes roces en numerosos temas que van desde la relación con los palestinos y la colonización judía de sus tierras hasta asuntos religiosos y de presupuestos.
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