No queremos ir a la huelga, pero estamos obligados a defender el derecho de nuestros afiliados a tener una vida decente, aseguró el secretario general del gremio, Mick Lynch, a la televisora Sky News.
De acuerdo con el líder sindical, los trabajadores ferroviarios exigen un aumento salarial «decente», seguridad laboral y el fin de los despidos forzosos.
El 89 por ciento de los miembros del RMT votó la víspera a favor de ir a la huelga, en lo que constituyó el mayor apoyo a una acción de ese tipo desde la privatización de los ferrocarriles británicos en 1994.
El paro podría comenzar a mediados de junio próximo, pero Lynch todavía alberga esperanzas de que el Gobierno exhorte a las compañías operadoras a volver a la mesa de negociaciones para llegar a un acuerdo razonable con los trabajadores.
El ministro de Transporte, Grant Shapps, alertó la víspera que una huelga general en el servicio ferroviario podría provocar un «ataque cardiaco» en una red que ya está en estado crítico, pero no ofreció soluciones inmediatas para conjurar las amenazas del RMT.
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