La llamada Marcha de las Banderas es una provocación despreciable, afirmó al diario Maariv el diputado árabe-israelí Walid Taha.
“Determinar la ruta del recorrido no puede separarse de consideraciones políticas. Esta es una ruta política provocadora, que plantea interrogantes. Un capitán no tiene por qué caer en la trampa de un grupo de extremistas sedientos de sangre”, subrayó.
El titular israelí de Seguridad Pública, Omer Barlev, otorgó la pasada semana luz verde al recorrido tradicional que atraviesa la Puerta de Damasco y pasa por el barrio musulmán hasta llegar al llamado Muro Occidental o de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente, Tamar Zandberg, afirmó que esa marcha pone en peligro la vida de israelíes y palestinos.
Todos somos sus víctimas, expresó la funcionaria, miembro del partido Meretz, que defiende el entendimiento entre ambos pueblos.
En declaraciones a la radioemisora 103FM, el viceministro de Economía y también integrante de Meretz, Yair Golan, denunció que ese evento se convirtió en una manifestación nacionalista, acompañada de llamados a la “matar a los árabes”.
En similar sentido se pronunció el legislador árabe-israelí Mazen Ghanaim, quien criticó la marcha.
“Si ingresas al Barrio Musulmán es una provocación. No van a arrojar flores a los residentes de Jerusalén” expresó el diputado al diario Israel Hayom.
Su colega en el hemiciclo Ahmad Tibi calificó ayer de “provocación de pirómanos” el evento, que comenzará mañana a las 16:00, hora local.
Tanto el gobierno como las milicias palestinas criticaron el desfile y advirtieron de consecuencias.
Según las autoridades de Tel Aviv, unos tres mil policías y militares protegerán a los marchistas.
Cada año los palestinos que viven en la zona deben encerrarse en sus casas y paralizar la vida comercial y económica por los ataques físicos y verbales de los participantes, según numerosas denuncias.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de la metrópoli en 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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