Según un estudio de la entidad, la intensificación de las tormentas en el hemisferio sur eleva la temperatura en los polos y amenaza a las comunidades asentadas en esa franja geográfica.
Publicada en la revista Nature Climate Change, la pesquisa comparó las predicciones anteriores sobre la intensificación de esos fenómenos meteorológicos en la región con las observaciones actuales y destacó que la realidad es mucho peor a lo esperado.
Una tormenta de invierno solo unos pocos días, de forma individual cada una no tiene mucho peso climático, pero a largo plazo la situación cambia, detalló el doctor Rei Chemke, del Departamento de Ciencias Planetarias del instituto.
Al respecto, explicó que esas perturbaciones atmosféricas afectan la transferencia de calor, humedad e impulso, lo cual repercute en el clima global.
Las tormentas de invierno son responsables de la mayor parte del transporte de calor desde las regiones tropicales hacia los polos, subrayó.
El académico afirmó que las tendencias actuales representan “una amenaza real y significativa para las sociedades del hemisferio sur en las próximas décadas”.
El estudio detalló que estos cambios repentinos no solo pueden atribuirse a la naturaleza sino que gran parte de la responsabilidad recae en factores externos como la actividad humana.
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