“Esto es un error, la Marcha de las Banderas a través de la Puerta de Damasco es un error”, afirmó Horowitz en declaraciones al Canal 12.
Soy miembro del Gobierno pero al mismo tiempo también digo mi opinión y se lo comuniqué a mis colegas del gabinete, apuntó.
Horowitz abogó por cambiar la ruta del evento, que se realizará esta tarde bajo fuertes medidas de seguridad, ante la ola de críticas palestinas.
“Es una pena hacer esta provocación en un momento tan delicado. En mi opinión, esto es un error y no se debe cometer”, recalcó el jefe del partido Meretz, que defiende el entendimiento entre árabes e israelíes.
En los últimos días varios miembros del ejecutivo del ultranacionalista Naftali Bennett y legisladores denunciaron el recorrido al considerar que causará disturbios.
La Marcha de las Banderas es una provocación despreciable, afirmó el legislador Walid Taha.
“Determinar la ruta del recorrido no puede separarse de consideraciones políticas. Esta es una ruta política provocadora, que plantea interrogantes. Un capitán no tiene por qué caer en la trampa de un grupo de extremistas sedientos de sangre”, subrayó.
El titular israelí de Seguridad Pública, Omer Barlev, otorgó luz verde al recorrido tradicional que atraviesa la Puerta de Damasco y pasa por el barrio musulmán hasta llegar al llamado Muro Occidental o de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente, Tamar Zandberg, afirmó que esa marcha pone en peligro la vida de israelíes y palestinos.
En declaraciones a la radioemisora 103FM, el viceministro de Economía y también integrante de Meretz, Yair Golan, denunció que ese evento se convirtió en una manifestación nacionalista, acompañada de llamados a la “matar a los árabes”.
En similar sentido se pronunció el legislador árabe-israelí Mazen Ghanaim, quien criticó la marcha.
Su colega en el hemiciclo Ahmad Tibi calificó de “provocación de pirómanos” el evento.
Tanto el gobierno como las milicias palestinas criticaron el desfile y advirtieron de consecuencias.
Cada año los palestinos que viven en la zona deben encerrarse en sus casas y paralizar la vida comercial y económica por los ataques físicos y verbales de los participantes, según numerosas denuncias.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de la metrópoli en 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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