Al citar a la Receita Federal, organismo gubernamental responsable de la recaudación de impuestos y contribuciones, el portal de noticias R7 asegura que tal estadística representa un incremento del 91 por ciento.
La subida resultó en valores ligeramente superior, 109,5 por ciento, equivalente a 31 millones de reales (6,7 millones de dólares) en 2019 a 67,1 millones (un poco más de 14 millones de dólares) en 2021.
Respecto a este año, en el primer cuatrimestre se confiscaron 223,3 mil unidades, equivalentes a 18 millones de reales (casi cuatro millones de dólares).
El sitio indica que, además del contrabando, la malversación, la evasión de impuestos y el robo de cargamentos, el problema de la falsificación de bebidas alcohólicas destiladas es el más preocupante por los daños causados a la salud.
Para R7, el avance de la ilegalidad en ese mercado se explica por la caída de la renta de los brasileños y la restricción del acceso durante la pandemia de la Covid-19.
Las bebidas adulteradas pueden costar hasta el 60 por ciento menos que las originales.
Según Cristiane Foja, presidenta ejecutiva de la Asociación Brasileña de Bebidas, el problema está agravado desde el inicio de la crisis sanitaria, en febrero de 2020.
Además del aumento del volumen de bebidas irregulares confiscadas, también aumentaron las operaciones de represión por parte de la Policía Civil, Federal y de Carreteras, de la Secretaría de Ingresos Federales y de la Secretaría Nacional del Consumidor del Ministerio de Justicia.
«Lo que ocurre es que hay un empeoramiento del mercado ilegal, quizá debido a la situación económica del país. Hay varios factores sociales que justifican el aumento de la ilegalidad. La dificultad de acceso es un factor importante», refiere Foja.
Alega que hubo un periodo pandémico en el que se impuso la ley seca en más de 200 ciudades, para evitar que las personas se reunieran.
«Con la dificultad de acceso a los lugares de venta, el consumidor acaba buscando canales ilegales para adquirir los productos», subraya la autoridad.
De acuerdo con la asociación, Sao Paulo es el estado con mayor incidencia de bebidas falsificadas, seguido de Minas Gerais y Río de Janeiro.
Respecto al escenario del contrabando, las confiscaciones están lideradas por los tres estados del sur, con Rio Grande do Sul en primer lugar.
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