Los centros de refugiados en Ashbal Rashidiya, Al-Burj Al-Shamali y Al-Bass en la sureña ciudad de Tiro organizaron movilizaciones en apoyo a la resistencia y la adhesión a Jerusalén como capital del Estado de Palestina, informó la Agencia Nacional de Noticias.
A la convocatoria, según el medio estatal acudieron también representantes de partidos y fuerzas nacionales e islámicas libanesas, varios clérigos, comités populares y civiles, instituciones, asociaciones, clubes, sindicatos, personalidades sociales y jurídicas, quienes enarbolaron símbolos de Palestina.
En la vigilia organizada frente al Hospital Tel Al-Za’atar en el campamento de Rashidieh, el jefe militar de las facciones de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), Tawfiq Abdullah, condenó los crímenes de las prácticas de la ocupación sionista y los colonos durante la Marcha de las Banderas.
Abdullah llamó a la comunidad internacional, al Consejo de Seguridad, la Liga Árabe y la Conferencia Islámica a respetar sus decisiones y exigir a la entidad usurpadora israelí que detenga los asentamientos, los ataques, la criminalidad y las matanzas diarias contra el pueblo indefenso.
También, el dirigente de la OLP enfatizó la importancia de lograr la unidad nacional palestina para enfrentar la opresión y la criminalidad del ocupante.
El sitio Al Manar evocó las declaraciones del líder del movimiento Amal, Sadr al-Din Daoud, quien hizo hincapié en que «el pueblo libanés y sus fuerzas de resistencia respaldan al pueblo palestino frente a la arrogancia sionista».
Los oradores de las vigilias masivas en los campamentos de la región de Tiro expresaron el rechazo a los intentos israelí de dominar y controlar la Mezquita de Al-Aqsa y la judaización de la ciudad de Jerusalén a través de la llamada marcha de banderas.
Otras manifestaciones sucedieron ayer en la región sureña de Sidón bajo el llamado del Partido Democrático del Pueblo y en los campamentos de refugiados de Nahr al-Bared y Beddawi en el norte de Líbano.
Las concentraciones en suelo libanés repudiaron la Marcha de las Banderas, aprobada cada año por el gobierno de Israel que atravesó en esta ocasión el Barrio Musulmán de la Ciudad Vieja y la Puerta de Damasco, un hecho que los árabes consideraron una clara provocación.
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