Dicho aumento se debió a un mayor incremento del costo de los alimentos, con un crecimiento interanual del 11,5 por ciento, frente al 10 por ciento de marzo, mientras que los servicios se encarecieron un 4,4 por ciento, medio punto porcentual más que en el mes anterior.
Por su parte, la subida de los precios de la energía en los países más adelantados fue algo más ligera, con un 32,5, inferior al 33,7 registrado en marzo.
Al descontar el impacto de la energía y de los alimentos, el índice de inflación subyacente de la OCDE se situó en abril en el 6,3 por ciento, frente al 5,9 del mes precedente.
Entre los países que forman parte del grupo de las economías avanzadas, los mayores incrementos de precios se reportaron en Turquía, seguida de Estonia y Lituania, mientras las cifras más bajas estuvieron en Suiza y Japón.
La economía mundial experimenta una inflación sin precedentes en lo que va de siglo, que según las previsiones del Fondo Monetario Internacional presentadas en abril, podría promediar un 7,4 por ciento a nivel global este año.
Los países emergentes y en desarrollo serán los más golpeadas por este aumento generalizado de precios, ya que se espera que registren un 8,7 por ciento de inflación, en tanto los más avanzados llegarán a un 5,7, una cifra mucho más alta que la registrada en los tres años anteriores a la pandemia, cuando no superaba el dos por ciento.
car/crc