Todos los partidos se atribuyen la victoria, pero las encuestas continúan favoreciendo al oficialista Morena, que arrasaría en al menos cuatro estados, y amplía sus posibilidades de lograrlo también en Aguascalientes y Durango, los dos únicos que las consultas no les son absolutamente favorables.
Si bien el Movimiento de Renovación Nacional(Morena) no se juega absolutamente nada en estas elecciones estatales, los partidos opositores Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Democrático (PRD) sí arriesgan mucho, pues todos esos estados están en sus manos y los pueden perder y sería un debilitamiento grande de todos ellos.
El que saldría más perjudicado es el PRI, muy venido a menos desde 2018 y cuya situación se ha agravado de manera extrema con la mala conducción de su líder, Alejandro Moreno, cuyo prestigio está por el piso con grabaciones y audios de incitación a la violencia contra periodistas y otras barbaridades que no ha podido desmentir.
Esos partidos ya admiten su derrota adelantada en cuatro estados, que caerían en manos de Morena y ampliaría a casi una veintena su control sobre los 31 estados y Ciudad de México, algo que se vería por vez primera en el país.
Incluso algunos observadores señalan que están en juego las sobrevivencias del PRI y el PRD, este último casi sin representación parlamentaria y estatal, y el primero muy debilitado por la corrupción y el desprestigio de sus líderes.
Algo semejante ocurriría con el PAN, el más fuerte de la oposición porque agrupa al gran capital contrario a la Cuarta Transformación, nombre del programa antineoliberal del presidente Andrés Manuel López Obrador y precursor de una nueva distribución de la riqueza que posibilite gratuidad de la educación y la salud.
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