Cada vez que el poblado es derribado sus residentes regresan y lo levantan en claro desafío al intento de desalojarlos de la tierra en la que viven desde hace mucho tiempo, destacó la agencia oficial de noticias palestina Wafa.
Los uniformados allanaron esta mañana la localidad y sacaron a la fuerza a sus residentes, en su mayor parte mujeres y niños, añadió.
Más tarde las excavadoras derribaron las viviendas, construidas con madera, plásticos y hojalata.
La fuente resaltó que la aldea es el hogar de 22 familias que suman unas 800 personas, quienes se dedican a la ganadería y la agricultura.
En el Néguev viven unos 240 mil beduinos, la mayoría de ellos en comunidades no reconocidas por las autoridades israelíes, que sistemáticamente derriban esos poblados.
Al no tener reconocimiento oficial esas localidades carecen de servicios básicos como redes de electricidad y agua, carreteras, escuelas y centros de salud.
A principios de este año estallaron violentos enfrentamientos entre la policía y los pobladores de la región tras la crisis generada por la plantación de árboles del Fondo Nacional Judío (FNJ) en tierras de los beduinos.
Estos últimos iniciaron las protestas al considerar que el FNJ invadió la propiedad del clan Al Atrash que, según las autoridades de Tel Aviv, pertenece al Estado.
En abril el Gobierno aprobó construir un nuevo asentamiento judío en el desierto y examinar la posibilidad de fundar seis más cerca de localidades beduinas, que rechazaron el plan.
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