El bloqueo de la industria petrolera causa daños directos a la población libia, subrayó la cartera en un comunicado en medio de la disputa política que atraviesa esta nación norafricana, que tiene dos primeros ministros.
La institución anunció la creación de un comité para reunirse con figuras públicas, líderes tribales y jefe de milicias de diversas zonas para explicar la situación y tratar de impedir esos cierres.
El ministerio mostró su “extrema preocupación y alarma” por declaraciones y anuncios emitidos por diversos grupos políticos y sociales sobre el cierre de más campos petroleros y puertos.
Al respecto, subrayó que esa estrategia afectó al sector petrolero libio en los mercados globales por la incapacidad para cumplir con sus obligaciones al tiempo que dañó los depósitos, infraestructura e instalaciones de superficie de la nación.
Hacemos un llamado urgente para “dar prioridad al interés del país, aliviar el sufrimiento de los ciudadanos, y alejar a Libia de la bancarrota y la dependencia del Banco Mundial”, señaló el texto.
Tras un año de relativa calma, el temor a un nuevo brote de violencia aumentó desde principios de febrero, cuando el Parlamento nombró a Fahi Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Abdul Hamid Dbeibeh, quien rechazó entregar el poder antes de la celebración de elecciones.
La disputa entre Dbeibeh y Bashagha tiene como telón de fondo la fractura entre el este y el oeste de Libia.
Esta nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
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