«Tenemos el corazón partido con la confirmación de que Dom y Bruno fueron asesinados, y extendemos nuestras sinceras condolencias a Alessandra (Sampaio, esposa de Dom), Beatriz (Matos, esposa de Bruno) y otros familiares brasileños de los dos», lamentan los parientes en una nota publicada en redes sociales.
Insisten en que agradecen «a todos los que formaron parte de las búsquedas, especialmente a los grupos indígenas que trabajaban incansablemente para encontrar evidencias del ataque».
Piden a los profesionales de los medios de comunicación que no busquen a las familias durante los próximos días, para que sea posible «tratar de forma privada con lo que sucedió».
A su debido tiempo, subrayan, «daremos nuestra perspectiva sobre la vida y el trabajo de estos hombres».
La víspera, los hermanos Amarildo da Costa Oliveira, alias Pelado, y Oseney da Costa de Oliveira, conocido como Dos Santos, confesaron ser los autores de los crímenes.
Pelado llevó a agentes de la Policía Federal (PF) hasta una zona en la selva donde fueron hallados despojos humanos que serán sometidos a pericia.
Una fuente de la PF precisó que ambos fueron muertos a tiros y tuvieron los cuerpos quemados y enterrados.
La motivación del delito sigue siendo incierta, pero la policía investiga si existe relación con la actividad de pesca ilegal en la región.
Antes de desaparecer, los dos profesionales partieron en lancha de la comunidad amazónica San Rafael en un viaje con duración prevista de dos horas rumbo a Atalaia del Norte, pero no llegaron a su destino.
Un avión llegará este jueves a Brasilia con los restos encontrados de Phillips, colaborador del diario The Guardian, y el estudioso de comunidades nativas aisladas, para una prueba de ADN de identificación.
De acuerdo con el portal G1, los forenses deben empezar a trabajar mañana y los resultados deben estar listos la próxima semana.
Según la evaluación de los investigadores, será posible realizar un examen de ADN para la caracterización de los cadáveres. Confirmadas las identidades, serán entregados a las respectivas familias de las víctimas.
«Ahora que los espíritus de Bruno están paseando en el bosque y esparcidos en la gente, nuestra fuerza es mucho mayor», escribió la antropóloga Matos, esposa del indigenista, en su cuenta en una red social.
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