Fuentes informaron a la televisora GloboNews que la PF indaga primeramente la participación directa de tres bajo desconfianza en el crimen de Phillips y Araújo.
También la de un presunto involucrado en el intento de ocultar los restos, recogidos por la PF, que pueden ser los del colaborador del diario The Guardian y el estudioso de comunidades nativas aisladas.
Asimismo la corporación del orden inquiere a una quinta persona como posible autor intelectual del homicidio.
Investigadores afirmaron a la emisora que, hasta ahora, hay pruebas más fuertes acerca de los ejecutores.
La policía aún intenta reunir más elementos sobre el supuesto autor intelectual del hecho de sangre que conmovió a la sociedad brasileña y a organizaciones internacionales.
Según el portal G1, el número de sospechosos cambia a medida que se añaden nuevas pruebas a la pesquisa.
Una tercera solicitud de detención puede ser emitida en breve y ahora se intenta aclarar si el caso tiene relación con crímenes anteriores de los mismos sospechosos.
Hasta la fecha, dos hermanos permanecen arrestados por su supuesta participación en el caso: Amarildo da Costa Oliveira, conocido como Pelado y quien confesó ayer el asesinato, y Oseney da Costa de Oliveira, alias Dos Santos.
El superintendente de la PF en el estado de Amazonas (noroeste), Alexandre Fontes, comunicó ayer a la prensa que las indagaciones siguen en secreto y no se puede decir la motivación del crimen.
Una fuente policial aseguró que ambos profesionales fueron muertos a tiros y los cuerpos quemados y enterrados.
La motivación del delito sigue siendo incierta, pero la policía investiga si existe relación con la actividad de pesca ilegal en la región.
Un avión con los restos encontrados en el lugar de la búsqueda llegará esta noche a Brasilia, donde los forenses deben empezar a trabajar mañana y tener resultados la próxima semana.
Phillips, de 57 años, y Araújo, de 41, fueron vistos por última vez el 5 de junio en la comunidad amazónica de São Rafael, a unas dos horas en lancha de Atalaia do Norte y próxima a la llamada Tierra Indígena Valle de Javari, pero nunca llegaron a su destino.
La reserva es escenario de conflictos relacionados con el tráfico de drogas, robo de madera, pesca y minería ilegal.
car/ocs