Phillips y Aráujo fueron vistos por última vez el 5 de junio en la comunidad amazónica de Sao Rafael, dentro de las tierras indígenas del Valle de Javari, desde donde partieron hacia Atalaia del Norte, aunque no llegaron a su destino.
El crimen del colaborador del diario The Guardian y el estudioso sobre nativos no contactados fue confesado el miércoles por un detenido, quien llevó a la policía hasta una zona en la remota selva donde fueron descubiertos despojos humanos sometidos ahora a pericia.
Según la Policía Federal, el principal sospechoso, el pescador Amarildo da Costa Oliveira, conocido como Pelado, admitió el doble homicidio por disparo de arma de fuego.
«El mundo sabe que este crimen está directamente relacionado con el desmantelamiento de las políticas públicas de protección a los pueblos indígenas», indica Lula en una nota conjunta con el exgobernador paulista Geraldo Alckmin, precandidato a vicepresidente en la dupla del fundador del Partido de los Trabajadores hacia las elecciones de octubre.
Denuncia que el hecho de sangre «está directamente relacionado también con el incentivo a la violencia por parte del actual gobierno del país. Se exige ahora una rigurosa investigación del crimen; que sus autores y mandantes sean juzgados», reitera.
Lula subraya que «la democracia y Brasil no toleran ni pueden convivir más con la violencia, el odio y el desprecio por los valores de la civilización. Bruno y Dom vivirán en nuestra memoria y en la esperanza de un mundo mejor».
Al inicio del texto, el exgobernante afirma que la confirmación del asesinato resulta «una noticia impactante, que nos causa dolor e indignación. Nuestra primera palabra es de solidaridad a los familiares, amigos y amigas del indigenista y del periodista».
Refiere que ambos «dedicaron la vida a hacer el bien. Por eso recorrieron el interior de Brasil, ayudando, protegiendo y contando la vida, los valores y el sufrimiento de los pueblos indígenas», asevera.
Para políticos y organizaciones internacionales, el asesinato puso al desnudo nuevamente las amenazas que penden sobre la mayor selva tropical del mundo y el funesto desempeño del Gobierno de Bolsonaro, quien al principio minimizó la desaparición y posterior crimen.
Expertos policiales comenzarán este viernes en Brasilia con exámenes de ADN en restos encontrados en la Amazonia y los resultados deben estar listos la próxima semana.
Confirmadas las identidades, los despojos serán entregados a las respectivas familias de las víctimas.
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