Con esas exportaciones la mayor economía mundial agota su reserva estratégica más rápido de lo que parece, ante el escenario de variabilidad de precios que tiene el hidrocarburo por el conflicto en Ucrania.
El especialista en materia energética Javier Blas, columnista de la compañía estadounidense de asesoría financiera Bloomberg, advirtió que pese a su intento de mantener los costos del mercado energético, Washington no podrá hacer uso de su reserva estratégica de manera sostenida.
La Agencia Internacional de Energía (IEA, en inglés) precisó que es un desafío para el 2023 sostener el ritmo de suministro global de petróleo, en un escenario en que los inventarios estratégicos de ese país podrían amortiguar los precios únicamente hasta finales de 2022, para ingresar el año entrante a una inflación mundial.
De seguir ese ritmo en la venta de sus reservas, la nación del norte reducirá su propia expectativa de aprovechamiento petrolero, mientras que si prescinde de ellas agotaría rápidamente las existencias comerciales, con una consecuente presión al aumento en los precios del petróleo, explicó.
Blas comentó que no todo el crudo disponible en la reserva estratégica de Estados Unidos es de la misma calidad ni de la misma facilidad de refinación, por lo que en su opinión el mundo no puede confiar en esos suministros para mantener al mercado bajo control y las cotizaciones a la baja.
Washington ya vendió cerca de 115 millones de barriles de sus reservorios, volúmenes que alcanzaron cifras récord de casi un millón de toneles diarios desde mediados del pasado mayo, señaló Bloomberg.
De optar por mantener ese ritmo actual, sus inventarios estratégicos se reducirían a mínimos de 40 años, al situarse en 358 millones de barriles para finales de octubre, mes en el que podría detener su suministro al mercado.
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