Varios diarios y televisoras reportaron que Muhammad Khamis Ammash, de 24 años, falleció en la madrugada de este sábado en la localidad costera de Jisr al-Zarqa.
Las fuentes reportaron que la víctima recibió un disparo cuando estaba en su automóvil cerca del estadio municipal.
El diario Israel Hayom informó que anoche un hombre y un niño resultaron heridos por puñaladas en el pueblo de Ein Nakuba, ubicado en el centro del país y habitado por árabes.
Casi de forma simultánea otro joven árabe-israelí resultó herido de bala en un tiroteo en la localidad de Taibeh.
En 2021 más de 120 miembros de esa minoría fueron asesinados en esta nación, un número récord en la historia reciente del país.
Las comunidades árabes experimentaron un aumento de la violencia en los últimos años, impulsada principalmente por el crimen organizado, en medio de críticas a la pasividad de la policía para enfrentar el problema.
Las altas tasas de desempleo, la pobreza y otros factores sociales son también causas del flagelo, de acuerdo con varios estudios.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
En la actualidad ellos suman 1,9 millones de personas, casi un 21 por ciento del total de la población de este país.
Una encuesta realiza en marzo último reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría judía.
Según la investigación del Centro para la Religión, la Nación y el Estado, el 69 por ciento dijo ser objeto de racismo y discriminación en lugares públicos, mientras el 41 por ciento lo fue en instituciones académicas.
La ONG Sikkuy asegura que una de las principales razones de las diferencias entre los ciudadanos árabes y judíos es la asignación desigual de los recursos estatales.
Sikkuy resaltó en su reporte anual 2020 que un 14,5 por ciento de las familias judías vive por debajo del umbral de la pobreza, mientras que entre las árabes el flagelo alcanza al 45,3 por ciento.
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