La jornada, prevista a media mañana en un espacio habilitado en la Basílica del Voto Nacional, en el centro de Quito, fue interrumpida luego de esperar un tiempo prudencial a los representantes del Estado.
«Estamos en espera del Gobierno, no llega hasta este momento. Aspiramos que lo haga para que pueda concretarse el diálogo», señaló en declaraciones a la prensa el presidente de la Asamblea Nacional, Virgilio Saquicela.
Sobre el proceso iniciado la víspera en la tarde, afirmó que hubo acercamientos importantes y consideró necesario terminar las conversaciones para evitar mayores enfrentamientos y disturbios en el país.
La víspera, la Confederación Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), convocante de la protesta iniciada el pasado 13 de junio contra el alto costo de la vida y la inseguridad, junto a otros sectores sumados a las manifestaciones, aceptaron el diálogo.
Los movilizados exigen respuestas a una agenda de 10 puntos basados en pedidos de reducción en el precio de los combustibles y la canasta básica, respeto a los derechos colectivos, presupuesto para la educación y la salud y acciones efectivas contra la inseguridad.
Prohibición de la minería ilegal en áreas protegidas y zonas habitadas por pueblos originarios, frenar la privatización de sectores estratégicos, mayor atención al agro, créditos y condonación de deudas, son las otras solicitudes presentadas por las organizaciones al Ejecutivo.
En ese primer acercamiento hubo algunos avances como el compromiso de la delegación gubernamental de derogar el Decreto 95 relacionado con la Política de Hidrocarburos y evaluar posibles modificaciones al Decreto 151, vinculada a la Minería.
De su lado, Leonidas Iza, presidente de la Conaie, reconoció que se dieron algunos pasos relacionados a los reclamos que mantienen el paro nacional por 16 días.
La protesta, que tiene carácter nacional, territorial e indefinido en espera de las respuestas a los 10 puntos planteados, se realiza en localidades de 23 de las 24 provincias de esta nación andina, donde las primeras dos semanas hubo denuncias de represión por la policía y el ejército, con saldo de al menos cinco muertos y más de 100 heridos y detenidos.
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