El llamado Museo Planeta Agua es un espacio creado en la primera estación de tratamiento del líquido en la división territorial para desentrañar los misterios, características, aspectos científicos e interacciones ecológicas que involucran al fluido.
La instalación tiene como herramientas una creatividad única que «materializa el agua» en diversas dimensiones: su limitación, fragilidad y la importancia de verla en el centro de discusiones.
Según su grupo directivo, por ser una exposición interactiva y sensorial, adopta un abordaje multidisciplinario, presentando los más variados aspectos relacionados con el agua, sus usos y funciones ambientales, científicos, educacionales, históricos, sociales, tecnológicos, de abastecimiento y de salud.
También la exhibición trae lo más reciente que hay en los descubrimientos científicos sobre el tema, como el concepto de ríos voladores que se forman sobre el Amazonas y son fundamentales en la formación de lluvias en buena parte del territorio nacional.
Asimismo, hay una sala reservada para algunas tragedias recientes que involucran derrumbes, roturas de barreras y derrames de petróleo, amplificadas justamente por las aguas, como la desdicha de la represa de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais (sudeste), donde perdieron la vida 270 personas el 25 de enero de 2019.
De igual manera, los daños provocados por la reducción extrema de agua pueden ser vistos y sentidos en la piel, en otro de los cubículos que lleva al visitante a un escenario de sequía extrema.
Provoca admiración por otra parte un esqueleto de ballena azul de 23 metros de largo, construida con 40 mil artículos de envases plásticos, que propone reflexionar sobre la urgencia de la preservación de los océanos.
«Lo que se pensó es en mezclar información con posibilidades interactivas, con experiencias analógicas combinadas con experiencias sensoriales, para que la persona pueda tener una vivencia dentro del museo que al mismo tiempo genera encantamiento y reflexión», afirmó Maria Celeste Corrêa, diseñadora de la muestra.
Corrêa concibió el museo conjuntamente con Wilgor Caravanti, Ericson Straub y Aurélio Sant’Anna, a partir de una idea de la Asociación Brasileña del Conocimiento con el desarrollo de la empresa Straub Design.
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