Bennett comunicó su postura en un discurso en la Knesset (Parlamento), poco antes de una votación clave para su disolución, que dará paso a la convocatoria de nuevos comicios, la quinta ocasión desde 2019.
El político permanecerá como primer ministro suplente una vez que el actual canciller Yair Lapid lo reemplace como jefe de Gobierno interino hasta la realización de las justas.
El Canal 12 destacó que la titular del Interior, Ayelet Shaked, asumirá entonces el mando del partido creado por Bennett, el ultranacionalista Yamina.
Shaked fue una de las voces más radicales de la facción ultraconservadora de la variopinta alianza gubernamental, que tras un año en el poder quedó en minoría parlamentaria tras varias defecciones.
El ministro de Asuntos Religiosos, Matan Kahana, abandonará Yamina para postularse por Azul y Blanco, la agrupación de Lapid, “en una muestra más de hacia dónde Shaked llevará a su partido: más a la derecha”, apuntó el diario The Times of Israel.
Ante la imposibilidad de aprobar leyes y los ataques del bloque opositor de derecha, dirigido por el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, la alianza de ocho agrupaciones decidió convocar elecciones anticipadas.
Sin embargo, desde hace varios días Netanyahu y sus socios mantienen paralizada la votación en un intento por atraer a varios diputados gubernamentales de derecha con el fin de formar Gobierno sin necesidad de ir a las urnas.
Medios de prensa coinciden en el próximo regreso al poder de Netanyahu, gracias a Shaked.
Una encuesta divulgada este martes otorga al bloque opositor ultraderechista 58 escaños de un total de 120, mientras que Yamina lograría cinco asientos, dos menos que en la actual legislatura.
Aunque comparten la misma ideología, Bennett se convirtió en un acérrimo enemigo de Netanyahu, con quien trabajó, pero Shaked mantiene buenas relaciones con el dirigente del partido Likud.
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