Un sondeo del Instituto Midgam para el Canal 12 destacó que la alianza opositora, encabezada por Netanyahu, lograría en las próximas elecciones 58 curules de un total de 120 que integran la Knesset (Parlamento).
Por lo tanto los cinco asientos de Yamina serían clave para el político en su pelea para retornar al cargo que ocupó durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
Considerado un halcón por sus posturas de fuerza contra los palestinos, Netanyahu dejó un país profundamente dividido en torno a su figura y una crisis que provocó cuatro elecciones en apenas dos años.
Varios medios de prensa coinciden en esa posibilidad, pues la nueva dirigente de la agrupación, la actual ministra del Interior Ayelet Shaked, parece dispuesta a sumarse al bloque derechista, que comparte su misma ideología.
El fundador de Yamina, el hasta hoy primer ministro Naftali Bennett, anunció que no se presentará en las próximas elecciones.
Las declaraciones de Bennett ocurrieron horas antes de la disolución esta mañana del hemiciclo, que dio paso a la convocatoria de nuevos comicios, la quinta ocasión desde 2019.
Tras esa decisión, Shaked asumió el mando del partido, muy vinculado a los colonos judíos.
Aunque comparten la misma ideología, Bennett se convirtió en un acérrimo enemigo de Netanyahu, con quien trabajó, pero prefirió unir filas con fuerzas políticas de otro espectro ideológico antes que colaborar con su antiguo mentor.
Sin embargo, Shaked tiene buenas relaciones con el dirigente del partido Likud, y diversos medios nacionales especulan que ambos mantienen conversaciones desde hace semanas.
Shaked fue una de las voces más radicales de la facción ultraconservadora de la variopinta alianza gubernamental, que tras un año en el poder quedó en minoría parlamentaria luego de varias defecciones.
Ante la imposibilidad de aprobar leyes y los ataques del bloque opositor de derecha, la alianza de ocho agrupaciones decidió convocar elecciones anticipadas. jf/rob