«Nuestro primer y más urgente compromiso es con la inmensa mayoría de la población brasileña. Aquellos que durante nuestros gobiernos se han ganado el derecho de hacer al menos tres comidas de calidad por día y tener una vida digna, y que ahora sufren en la cola de los huesos y de los camiones de basura», señaló Lula en el estacionamiento del estadio Fonte Nova, sede de partidos de fútbol de la Copa del Mundo en 2014.
Insistió en que, en un eventual nuevo gobierno, «nuestro compromiso es con la defensa de la igualdad, la democracia, la soberanía y la paz. Con la generación de empleos, la restauración de los derechos laborales, la valorización del salario mínimo y la inclusión social», añadió.
En la celebración por la lucha de Bahía para liberarse de la dominación portuguesa, hace 200 años, el exdirigente obrero apuntó que la verdadera independencia que Brasil necesita hacer es contra el desgobierno del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro y todo el mal que causa al país y al pueblo brasileño.
«Nuestra arma es la esperanza. Pero no la esperanza de quien espera suceder. Y sí la esperanza de quien trabaja y lucha todos los días. De quien vivió días mejores durante los gobiernos populares, y sabe que es posible reconstruir y transformar de nuevo este país», refirió.
Antes de su discurso de 30 minutos, el precandidato del Partido de los Trabajadores a las elecciones de octubre participó en una marcha en medio de una multitud, en su mayoría acicalada de rojo, que gritaba ¡Olé, olé olé, Lula, Lula!.
En la misma jornada, Bolsonaro se reunió con partidarios en el faro de la playa del municipio bahiano de Barra, donde encabezó una caravana de motos.
Antes de subirse a una motocicleta, el exmilitar aseguró que en el próximo sufragio, «lo que está en juego es nuestro bienestar y nuestra libertad».
Hasta la fecha, Lula lidera todas las encuestas de opinión rumbo a las justas comiciales del 2 de octubre, en las cuales pretende reelegirse el excapitán del Ejército.
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