La conclusión no dista de lo ya aportado por la parte palestina, aunque sí dijo a modo de justificación el DOS que la reportera murió probablemente por “disparos no intencionados de las Fuerzas de Defensa de Israel”.
«El Coordinador de Seguridad de Estados Unidos (USSC) llegó a la conclusión de que los disparos procedentes de las posiciones de las FDI fueron probablemente los responsables de la muerte de Shireen Abu Akleh», afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Pero el USSC “no encontró ninguna razón para creer que fuera intencional sino el resultado de circunstancias trágicas durante una operación militar” dirigida contra los palestinos, subrayó.
Sin embargo, el fiscal general de la Autoridad Palestina (AP), Akram Al-Khateeb, advirtió que su investigación probó que un soldado israelí mató a Abu Akleh «directa y deliberadamente».
Hasta la fecha Estados Unidos dice que no ha podido llegar a una sentencia definitiva acerca de su pesquisa.
Abu Akleh, conocida corresponsal de Al Jazeera, perdió la vida en el campo de refugiados de Yenín, en la ocupada Cisjordania, mientras cubría una operación militar israelí contra los palestinos.
La AP proporcionó el sábado a los expertos forenses el proyectil que ultimó a la reportera, pero el Departamento de Estado dijo que la “bala estaba muy dañada, lo que impedía a los examinadores llegar a una conclusión clara sobre su origen”.
El anuncio se produce menos de dos semanas antes de que el presidente Biden viaje a Israel y Cisjordania como parte de un viaje más amplio a Medio Oriente, recordó el diario The Hill.
Varios senadores demócratas exhortaron al mandatario el mes pasado a que Estados Unidos se involucrara «directamente» en una investigación sobre el fallecimiento de Abu Akleh.
Según informes, la bala fue disparada desde una distancia de 170 a 200 metros por un francotirador con una línea de visión clara.
En declaraciones a la televisora Press TV, la comunicadora palestina Shatha Hanaysha, quien se encontraba en el lugar cuando estalló el tiroteo, acusó a las fuerzas de Tel Aviv del asesinato.
“Vimos que se acercaban vehículos militares israelíes y también notaron nuestra presencia (…) No fue en absoluto un caso de identidad equivocada”, aseguró.
La periodista llevaba un chaleco antibalas con la palabra “Prensa” y un casco protector cuando le dispararon justo debajo del casco.
Su muerte desató una ola de condenas internacionales a Israel, cuyo liderazgo negó en principio cualquier responsabilidad con el crimen.
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