Tungurahua es una de las provincias más perjudicadas por deslaves que ocasionaron el cierre de carreteras y afectó el tráfico vehicular.
La crecida de ríos también ocasionó daños en Pastaza, donde decenas de familias requieren de albergues y algunos residentes fueron evacuados en helicópteros.
Las fuertes lluvias han dejado también severas pérdidas en cultivos, así como en viviendas y mantuvieron varadas por horas a un centenar de ciudadanos en Morona Santiago por la caída de piedras y lodo.
En Azuay más de 20 mil familias se quedaron sin servicio de agua potable en el cantón Gualaceo, tras soportar al menos 20 horas de precipitaciones que inundaron calles y viviendas.
Al mismo tiempo, en en Tena, ubicada en la amazónica Napo, tres personas quedaron aisladas y pudieron ser rescatadas 24 horas después.
El turismo es otro sector que sufre el impacto negativo de los aguaceros y las inundaciones, que ya ocasionaron la primera víctima mortal, cuando una mujer de 75 años pereció como resultado de un deslave en Sucumbíos.
Por su parte, el Servicio Nacional de Gestión de Riegos y Emergencias informó que monitorea los daños provocados por la temporada invernal en la zona sur-oriental del país.
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