Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo que las acusaciones del funcionario carecen de fundamento, buscan tergiversar la política del Gobierno central en la región administrativa especial y sembrar dudas sobre su entorno económico.
Indicó que la ley resguardó la seguridad nacional, permitió restaurar la normalidad y el mandato de la justicia allí y, además, ofrece mejor protección a los derechos y libertades legales de los residentes nacionales y extranjeros.
Entre otras cuestiones, Wang recalcó que China facilita y apoya el trabajo de los consulados en Hong Kong, pero espera de estos respeto por las leyes locales, internacionales y la convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas.
Asimismo, auguró el fracaso de cualquier acto destinado a interferir en los asuntos internos del país o esa región.
El portavoz de la Cancillería respondió así a una publicación de despedida del cónsul estadounidense, quien consideró que China comprometerá los atributos de Hong Kong como un reconocido centro de servicios globales, si limita las libertades sociales y políticas.
Smith mencionó presuntas amenazas a los diplomáticos extranjeros con la ley de Seguridad Nacional y pidió garantizar la autonomía en la zona.
La región sureña el pasado 1 de julio cumplió 25 años de abandonar el dominio británico y reintegrarse a China como región administrativa especial, categoría también concedida a la vecina Macao.
Bajo ese estatus y la política “Un país, dos sistemas” que promueve Beijing para avanzar hacia la completa reunificación de su territorio, ambas zonas tienen autonomía para tomar decisiones con apego a la Ley Básica, como se denomina sus respectivas constituciones.
Desde su regreso, Hong Kong se convirtió en una de las ciudades más dinámicas del mundo, pero ese prestigio en 2019 estuvo amenazado por protestas que estallaron en rechazo a una ley de extradición -ya muerta- y mutaron a exigir demandas políticas, sociales y económicas.
La persistencia y radicalización de las manifestaciones con niveles alarmantes de violencia y una elevada participación de jóvenes, empujaron a la recesión, el gobierno central de China denunció la injerencia extranjera y prometió borrar todo rastro de terror de allí.
Así conformó una legislación de seis capítulos y 66 artículos, que entró en vigor en 2020 y busca reforzar la seguridad nacional en Hong Kong con énfasis en neutralizar la organización y ejecución de actos de terrorismo, secesión, subversión del poder del Estado y de intromisión foránea.
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