El organismo detalló que como consecuencia de los enfrentamientos que estallaron el viernes en Cité Soleil, un barrio pobre de esta capital, 74 personas sufrieron heridas de bala o de armas blancas.
Además, 127 viviendas fueron quemadas y destruidas en la zona que alberga a cientos de miles de habitantes, algunos de las cuales comenzaron a abandonar la zona.
Muchas familias tuvieron que dejar sus hogares, y perdieron todo lo que tenían, y no fue sino hasta el 13 de julio de 2022, cuando se publicó este documento, que la Rnddh conoció que se observaba una tregua entre los protagonistas, señaló la organización en un comunicado, en el que pidió la intervención urgente de la Policía.
La plataforma criticó que hasta la fecha las fuerzas del orden se mantienen al margen del conflicto, y el primer ministro, Ariel Henry, continúa en silencio.
La lucha por el control territorial dejó atrapados a 1,5 millones de personas sin acceso a los servicios básicos, por lo que es necesario el acceso inmediato de los trabajadores humanitarios para prestar ayuda de emergencia, denunció por su parte la representación de Naciones Unidas en Haití.
La nueva escalada violenta tiene lugar en medio de las disputas de las federaciones G-9 y aliados contra G-Pep en la zona norte de Puerto Príncipe.
Líderes religiosos advirtieron que la situación humanitaria es precaria para los residentes de la zona, muchos de los cuales padecen inseguridad alimentaria.
En esta misma área a inicios de mayo otros choques hostiles provocaron el desplazamiento forzado de miles de personas y el establecimiento de refugios temporales.
La inseguridad se deterioró en Haití en los últimos años, pero el fenómeno se acrecentó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, que además dejó al país sin jefe de Estado y con un Parlamento y poder judicial disfuncionales.
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