Los hallazgos, divulgados por científicos de la Universidad belga de Amberes, descartan la teoría existente hasta el presente de que dichas aves se sirven del cráneo para amortiguar los golpes realizados para horadar los árboles.
En cambio, los entendidos demostraron que cualquier absorción dificultaría las habilidades de picoteo.
«Al analizar videos de alta velocidad de tres especies de pájaros carpinteros, descubrimos que en realidad no absorben el impacto», manifestó Sam Van Wassenbergh.
Para probar la hipótesis, primero los investigadores cuantificaron las desaceleraciones de choque durante el picoteo en tres especies de pájaros carpinteros, y más tarde emplearon esos datos para construir modelos biomecánicos.
Concluyeron entonces que cualquier absorción de impacto resultaría desventajosa.
No obstante, funcionar más como percutor que como escudo, los entendidos desestimaron que el cráneo de las aves sufra algún daño.
Pese a que el choque de desaceleración generado con cada picotazo es suficiente para ocasionar una conmoción cerebral en monos y humanos, los cerebros más pequeños de los pájaros carpinteros pueden resistirlo, alegaron.
Los golpes ejercidos sobre los troncos de los árboles, añadió Van Wassenbergh, generalmente están muy por debajo del umbral para causar una conmoción cerebral, incluso sin que sus cráneos actúen como cascos protectores.
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