Cada vez que es destruida, sus habitantes la vuelven a levantar con madera y cubiertas de nailon en desafío a los planes de desarraigo y desplazamiento de sus tierras, reportó la agencia de noticias Wafa.
Según la fuente, miembros de la unidad de policía Yoav demolieron el poblado por primera vez el 27 de julio de 2010 y la última ocasión ocurrió a finales del pasado mes.
Las autoridades de ocupación continúan hostigando a los ciudadanos árabes en el Néguev a través de campañas destinadas a confiscar tierras, arrasar cultivos agrícolas y demoler sus casas, afirmó Safa.
La aldea de Al Araqib acoge a 22 familias, que suman unas 800 personas, quienes viven de la ganadería y la agricultura.
En ese desierto viven unos 240 mil beduinos, casi la mitad de ellos en comunidades no reconocidas por las autoridades israelíes, que sistemáticamente derriban esos poblados.
Al no tener reconocimiento oficial, esas localidades carecen de servicios básicos como redes de electricidad y agua, carreteras, escuelas y centros de salud.
El gobierno de Israel se niega a admitir el derecho de propiedad sobre la tierra de esas personas con el objetivo de empujarlos a la migración forzada, denunció el medio noticioso.
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