Su timbre romántico y capacidad para crear letras y melodías que enamoran, dejan al descubierto un talento innato, ese transmitido en el ADN por “mi mamá y papá que me acompañaron siempre con su melodiosa voz y mi abuela que gozaba de un excelente gusto para escoger canciones ”, confesó el creador en exclusiva a Prensa Latina.
“La familia es la fuente principal de educación para un ser humano y con la mía aprendí mucho, pude adentrarme en el mundo de las sonoridades de su época, las cuales influyeron en mi forma de escribir, componer e interpretar en la actualidad”, afirmó.
Sin lugar a dudas los sonidos recorrían las venas de Mendoza desde la infancia, pero al parecer el destino escribe en renglones torcidos y antes de dedicarse por completo a su pasión, la química entró en juego al llegar la hora de elegir una carrera universitaria.
Argumentos sobran para desandar los senderos de esta decisión, para el creador de temas como Chiquitica o Cuéntale, fue una manera de complacer a su papá que “pedía un título para colgarlo en la pared”, mientras los estudios de música eran esquivos y los profesores ejercían su influencia para guiarlo por las ciencias exactas.
No obstante, reza un viejo refrán que “quien nace para martillo del cielo le caen los clavos”, e indudablemente el mundo de los pentagramas le abrió las puertas desde el movimiento de artistas aficionados y lo indujo a «perder interés por la carrera» y cambiar casi en el epílogo de su formación para educación musical, «que fue la manera que encontré de acercarme a lo que deseaba”.
“Creo que se salvó la química y la música encontró un fiel adepto”, bromeó el cantante dueño de una fórmula efectiva, pues en casi tres décadas sobre los escenarios registra cinco producciones discográficas, todas con el sello de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), así como reconocimientos y presentaciones en la isla y otras latitudes.
Tal éxito constituye todavía un misterio para el intérprete, cuyo repertorio de canciones románticas y cargadas de sentimientos, emergió ante el público cubano como un oasis, en un contexto marcado por la timba y el reguetón.
“No hice nada más que ser justo conmigo, ser consecuente con todo lo aprendido y heredado musicalmente de esas figuras de mi juventud como Roberto Carlos, Camilo Sexto, Julio Iglesias, que marcaron a mi generación”, apuntó el compositor que ahora disfruta las mieles “de lo que tanto tiempo defendí y que aún defiendo”.
Si bien su versatilidad lo ha llevado a interpretar todos los géneros incluidos en la paleta sonora cubana como eterno aprendiz y estudioso, el timbre distintivo de Waldo siempre lo conduce a la música romántica.
Precisamente, con sus baladas ha cautivado a cientos de seguidores, que tararean de manera recurrente las melodías de Quien, Alguien para mi, Deja de llorar, Orgullosa, Muero por tu amor, Aliento, entre varias.
Asimismo, aboga por la preservación de las sonoridades autóctonas, como ejemplo de identidad y de la riqueza cultural de la nación caribeña, por lo cual impulsó el surgimiento del Festival Chocolate con Café en la oriental provincial de Guantánamo, devenido plataforma de excelencia para los cultores de ritmos ancestrales.
“Me encanta el changüí, quiribá, nengón, que son autóctonos de ese territorio, el cual quiero mucho y me hizo hijo adoptivo”, comentó Mendoza al tiempo que reconoció también la pertinencia de salir de los esquemas, como sus colaboraciones con reguetoneros, sin endeudarse con su propia esencia”.
En relación a la cita guantanamera, señaló que ese espacio pretende ubicar las expresiones sonoras locales en el mapa de la industria de la mayor de las Antillas, porque “estoy convencido de la existencia de muchas personas que desconocen su riqueza y diversidad, así como el talento de sus artistas», enfatizó.
“El festival involucra a todas las generaciones, es una fiesta de todas las manifestaciones representadas por creadores guantanameros, de otras regiones cubanas y de diversas latitudes”, explicó el intérprete, gestor del proyecto Vivirás feliz junto a estudiantes del Conservatorio Alejandro García Caturla.
Pero los empeños por dignificar la música cubana trascienden tal evento, pues actualmente labora en el proyecto de un nuevo fonograma con los mejores exponentes de la música tradicional, como el Septeto Santiaguero, el grupo Turquino, Changüí de Guantánamo, entre otros.
La placa debe salir con el sello Egrem y está basada en canciones escritas y compuestas por mi, al estilo de Ñico Saquito o Miguel Matamoros, “porque la cultura no puede parar hay que seguir creando y soñando”, adelantó el cantante.
De igual forma, estamos enfocados en desarrollar una carrera internacional, específicamente en México y continuamos reinventando nuestras dinámicas, como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, a la cual le “saqué partido desde el punto de vista familiar”.
Mientras, el mundo gira y se transforman las prácticas cotidianas, Waldo asegura que los tiempos convulsos pasados propiciaron la construcción de «una base sólida para enfrentar esta nueva etapa, hacer las cosas diferentes y crear nuevas fórmulas”.
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