Este lunes en Edmonton, ante miles de miembros de los pueblos originarios canadienses, el Pontífice lamentó que sus antepasados sufrieran la asimilación forzada a la sociedad cristiana, un proceso que destruyó sus culturas, separó a sus familias y marginó a generaciones.
“Humildemente pido perdón por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas”, expresó su Santidad a miles de indígenas, incluidos muchos sobrevivientes, de las Primeras Naciones, Métis e Inuit.
Los llamó a caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos, para que los sufrimientos del pasado dejen el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación.
El encuentro tuvo lugar en la antigua Escuela Residencial India Ermineskin, una de las más grandes de Canadá, ubicada a unos 70 kilómetros al sur de la ciudad de Edmonton, en el estado de Alberta.
Para la cadena CBC, las palabras del Papa de este lunes fueron más allá de su disculpa anterior por los actos «deplorables» de los misioneros y, en cambio, asumió la responsabilidad de la cooperación institucional de la iglesia con la política de asimilación «catastrófica».
Para el máximo representante del catolicismo, su arrepentimiento es solo el primer paso para hacer las paces con los indígenas canadienses e instó a realizar una investigación seria sobre los hechos ocurridos en el pasado.
En la ceremonia estuvieron presentes, además de cientos de indígenas con trajes tradicionales, el primer ministro, Justin Trudeau, y la gobernadora general, Mary Simon, primera mujer indígena del país en ocupar ese cargo.
Antes de su discurso, el obispo de Roma estuvo en el cementerio indígena Ermineskin Cree Nation y allí rezó una oración frente a las tumbas.
La agenda del Papa en Canadá, que se extenderá hasta el 29 de julio, incluye una Santa Misa mañana en el Commonwealth Stadium, y una misa en el Santuario Nacional de Sainte Anne de Beaupré.
Desde mediados del año pasado los canadienses comenzaron a descubrir tumbas de niños indígenas en sitios que pertenecen exclusivamente a antiguos internados controlados por los católicos.
El mayor hallazgo ocurrió en la provincia Saskatchewan, donde se develaron 715 tumbas sin identificar, lo cual llevó al primer ministro Trudeau, a pedir disculpas y a exigir a la Iglesia asumir su responsabilidad.
Entre 1890 y 1997 alrededor de 150 mil infantes de pueblos originarios canadienses fueron internados en decenas de residencias escolares creadas por el Gobierno y administradas por órdenes religiosas, principalmente católicas, donde sufrieron abusos físicos, psicológicos y sexuales.
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