El nuevo tramo forma parte de la barrera de seguridad iniciada en 2002 y que nunca se terminó por completo.
Funcionarios de seguridad precisaron al sitio web que la violencia podría aumentar en la zona a medida que avancen los trabajos de la obra.
Aunque reconocieron que afectará a los trabajadores palestinos que cruzan de forma ilegal a Israel para buscar trabajo, las fuentes defendieron la construcción al estimar que impedirá ataques y el contrabando.
“Esto es una bomba de tiempo. Si no hay una solución al problema económico, tan pronto como se cierre el muro seguirá la violencia. No tienen medios de subsistencia”, advirtió un oficial citado por Walla en alusión a los obreros palestinos.
La barrera de concreto, de 45 kilómetros de largo, sustituirá una cerca erigida hace dos décadas en medio de una revuelta popular palestina contra la ocupación.
En 2002 las autoridades de Tel Aviv comenzaron a construir el muro con el pretexto de protegerse de ataques procedentes de Cisjordania.
Los palestinos denuncian desde entonces que la valla sigue un trazado que no se corresponde con los límites territoriales previos a la guerra de 1967, que la ONU reconoce como frontera de facto.
El motivo de Tel Aviv fue incluir en el lado israelí a docenas de colonias judías, lo cual a su vez, aisló a numerosos pueblos y aldeas árabes del resto de la Ribera Occidental.
La Corte Internacional de Justicia dictaminó en 2004 que la muralla era ilegal y contraria al derecho internacional, y por tanto debía ser derribada.
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