En 2009, los países desarrollados ofrecieron que para 2020 transferirían esa cantidad a los Estados vulnerables, afectados por impactos y desastres cada vez más graves relacionados con el clima.
De acuerdo con la OCDE, solo aportaron 83 mil 300 millones de dólares en 2020, cifra que quedó 16 mil 700 millones por debajo del compromiso, incumplimiento que constituye un revés antes de la COP27, la cumbre anual de las Naciones Unidas sobre el clima que se celebrará en noviembre de este año.
En esa cita los países se enfrentarán a la presión de reducir las emisiones de dióxido de carbono más rápidamente, y donde nuevamente la financiación será un punto delicado de las conversaciones.
Las economías en desarrollo plantean que no pueden permitirse frenar la contaminación sin el apoyo de las naciones ricas, responsables de la mayor parte de las emisiones de efecto invernadero que calientan al planeta.
La OCDE consideró que es fundamental el cumplimiento de los compromisos para renovar la confianza, pues 100 mil millones de dólares son apenas una porción de las necesidades reales de los Estados vulnerables.
Además deben acordarse planes creíbles por parte de las naciones desarrolladas para aumentar su financiación con el fin de hacerle frente a los efectos del clima.
En los últimos años, la Unión Europea (UE) y sus 27 países miembros fueron el mayor proveedor de esa ayuda monetaria.
A medida que las sequías arruinan las cosechas, el aumento del nivel del mar y las olas de calor golpean a las naciones más pobres del mundo, éstas también exigen compensaciones por las crecientes pérdidas relacionadas con el cambio climático, precisó la OCDE.
En tal sentido significó que Estados Unidos, la UE y otros grandes contaminadores se resisten a las medidas que faciliten esos pagos, aunque algunos altos cargos opinan que las posiciones empezaron a cambiar.
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