Según reportes de medios locales, Hochstein, asesor principal de la administración de Joe Biden para la Seguridad Energética Global, cumplimentará hasta mañana una agenda de reuniones con las máximas autoridades libanesas del Estado, gobierno y Parlamento.
Fuentes diplomáticas de alto rango aseguraron al canal Al-Manar que las indicaciones provenientes de la embajadora norteamericana en Beirut, Dorothy Shea, apuntan al deseo estadounidense de materializar un acuerdo en los límites de la frontera sur entre Líbano e Israel.
Al mismo tiempo, publicaciones como Al-Joumhouria divulgaron que las intervenciones extranjeras, especialmente de Estados Unidos y Francia sugieren la conclusión de las negociaciones antes de septiembre entrante.
El sitio comunicacional aseguró que Estados Unidos no tiene interés en ninguna guerra en la región, pues busca pacificar las cosas y presionar para la normalización entre algunos países árabes e Israel. La presencia a inicios de junio pasado de la unidad de producción greco-británica Energean Power al servicio de Israel en el campo de gas de Karish en la costa sur con Palestina ocupada avivó la disputa marítima entre Líbano y Tel Aviv.
El secretario general de Hizbulah (Partido de Dios), Hassan Nasrallah, insistió la semana pasada durante un diálogo con el canal panárabe Al Mayadeen en la oportunidad histórica de Líbano de asegurar una alternativa al petróleo y gas ruso a la luz de la necesidad de Europa.
Nasrallah ratificó que el problema no es Karish y Qana, sino todos los campos de petróleo y gas saqueados por Israel en las aguas de Palestina, a cambio de los derechos de Líbano.
El líder de la Resistencia islámica reiteró que el Partido de Dios está detrás del Estado sin interferir en las negociaciones, aunque advirtió que no estará de brazos cruzados pues constituyen la única fuerza de la nación para beneficiarse de su riqueza hídrica.
Por su parte, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, enfatizó ayer que no hay concesión ni negociación sobre los derechos de Líbano en la disputa marítima.
Líbano e Israel no tienen relaciones diplomáticas y desde el conflicto de 2006 fuerzas de Naciones Unidas mantienen la tranquilidad en la frontera común en el sur.
En cuanto a los límites marítimos, ambas naciones reanudaron los diálogos en 2020, pero el proceso quedó en pausa tras la solicitud de funcionarios libaneses de actualizar el mapa utilizado por las Naciones Unidas en las conversaciones.
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