«Se contemplarán casos más graves en un primer momento», escribió Queiroga en la red social Twitter.
Detalló que Tecovirimat será ofrecida como opción de «uso compasivo (autorización de utilización del medicamento nuevo por agencia reguladora, aún sin registro definitivo)» en Estados Unidos.
Sin embargo, aún no hay datos que demuestren la eficacia del antiviral para el tratamiento de la enfermedad.
De acuerdo con datos de la cartera, mil 342 casos de la viruela símica se registraron hasta ayer en el país, donde el 29 de julio quedó confirmada la primera muerte por la dolencia.
La víctima resultó un hombre, de 41 años, que permanecía internado en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sudeste).
El enfermo presentaba comorbilidades que pueden haber perjudicado su cuadro clínico. El ministerio investiga las circunstancias del fallecimiento.
Teóricamente, el mal no debería causar preocupación en los investigadores, pues es altamente conocido. Surgió en los monos en 1958 y el primer caso en humanos se detectó en 1970.
Además, la transmisión siempre fue considerada difícil por los especialistas. Pero el crecimiento exponencial de infectados y la aparición en lugares teóricamente sin conexión cambió esa historia y algunos puntos intrigan a la comunidad científica.
Determinada literatura médica asegura que la viruela del mono resulta una enfermedad zoonótica: transmisible entre animales y seres humanos, con síntomas como fiebre, dolor de cabeza y muscular.
También provoca inflamación en los ganglios linfáticos, escalofríos, agotamiento, así como erupciones en manos y cara, similares a los producidos por la viruela tradicional, aunque menos graves.
Para contagiarse debe ocurrir un contacto estrecho con material infeccioso al tocar las lesiones cutáneas, parecidas a las de la varicela, que aparecen en los infectados, e igual por las gotitas respiratorias en un cara a cara prologado o a través de objetos contaminados.
oda/ocs