Marina Lalli, presidenta de la Federación Nacional de Industrias de Viajes y Turismo, agregó en declaraciones divulgadas por la agencia local AGI que «estábamos preocupados de que sin los chinos y los rusos pudiéramos tener problemas, pero lo que temíamos no está sucediendo».
Por su parte el ministro de Turismo, Massimo Garavaglia, aseguró recientemente que las cifras del próximo trimestre para Italia serán aún más positivas y “la temporada de verano de 2022 será recordada como la mejor de la historia, por encima de los niveles de 2019″,
Garavaglia agregó que el Instituto Nacional de Estadísticas italiano (Istat) confirmó que este sector “está entre los más brillantes para estimular el crecimiento” de este país.
El crecimiento del 1,0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación fue mucho más fuerte de lo esperado, precisó el ministro, pues se vaticinaba que el mismo fuera del 0,3 por ciento, aunque persisten los riesgos de recesión.
La Confederación Italiana de Operadores Comerciales, Turísticos y de Servicios (Confesercenti) hizo pública una estimación según la cual el impacto de la inflación hará que el consumo de las familias italianas este verano caiga 800 millones de euros respecto al pasado.
Y sin una ralentización de la inflación, la brecha está llamada a ensancharse en otoño, con una pérdida de dos mil 100 millones de euros en el consumo, concentrado en el último trimestre del año, aprecia esa entidad.
La inflación alcanzó este año un nuevo máximo del 8,9 por ciento hasta julio, frente al 8,6 por ciento en junio, y crece la probabilidad de que el aumento de las tasas de interés, junto con las consecuencias de la guerra en Ucrania, afecten el crecimiento durante la segunda mitad del año.
Las presiones inflacionarias están frenando la demanda interna, mientras crece la preocupación por el aumento del costo de vida ya que «los italianos tienen miedo de gastar dinero», apunta la fuente.
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