La líder demócrata encabeza una delegación parlamentaria estadounidense que arribó la víspera a la isla asiática considerada parte histórica de China en lo que muchos apuntan como una provocación a China.
El ritmo y la intensidad de la rivalidad entre Washington y Beijing aumentarán, cambiando sus relaciones para siempre, con Taiwán en el centro del conflicto, opina el columnista Josh Rogin en el Post.
El autor del artículo citó a fuentes familiarizadas con el asunto y manifestó que si bien es probable que el ejército chino haga algunos movimientos agresivos, como disparar misiles o volar aviones cerca de Taiwán, las autoridades del gigante asiático probablemente también intentarán evitar una confrontación militar, al menos por el momento.
Durante varias semanas, altos funcionarios de seguridad nacional de la Casa Blanca trataron en privado de persuadir a Pelosi para que retrasara su viaje debido a los riesgos de represalias chinas que no valían los beneficios de una visita de alto perfil, señaló Rogin.
La congresista estadounidense, que este miércoles se trasladó a Singapur como parte de su recorrido por Asia, tuvo una breve presencia en Taipei, pero suficiente para provocar la indignación del gobierno chino.
El ministro de Relaciones Exteriores del gigante asiático, Wang Yi, acusó a Estados Unidos de ser el mayor destructor de la paz en la actualidad al aferrarse a los actos de intimidación contra las naciones del mundo.
El canciller deploró que algunos personajes de ese país desafíen constantemente la soberanía de Beijing sobre la cuestión de Taiwán, socaven la política de Una sola China e incluso causen problemas sin importarle la estabilidad regional y solo en busca de beneficios propios.
Desde 1979 Estados Unidos reconoce el principio de «una sola China» y aunque acepta oficialmente a Taiwán, le apoya militarmente.
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