A dos años exactos de la tragedia, las máximas autoridades del Estado y gobierno compartieron mensajes de condolencias a los familiares de las víctimas y heridos, al tiempo que abogaron por una pesquisa alejado de cualquier fraude, discrecionalidad o injusticia.
#Líbano | Así amanece la Avenida del Puerto de #Beirut tras dos años de la peor tragedia que viviera esta ciudad con la explosión del #4agosto de 2020.
Al fondo continúan los silos como testigos de aquellos hechos. @PrensaLatina_cu @embacubalibano @LuisEnr33483555 @wafyibrahim pic.twitter.com/frHkyOg5Yj— Prensa Latina – Líbano (@LBPrensaLatina) August 4, 2022
En su cuenta de Twitter, el mandatario reiteró su apoyo a revelar la verdad y responsabilizar a todos los que se compruebe que están involucrados, “porque nadie está por encima de la ley”.
Miqati expresó en la propia red social que el equilibrio de la justicia no se enderezará sin castigar a los criminales y absolver a los oprimidos y no habrá resurrección para Líbano sin una pronta justicia, por mucho tiempo que tarde.
En la propia jornada, la ONU convocó a jefes de misiones diplomáticas y de agencias especializadas del organismo multilateral a observar un minuto de silencio en las inmediaciones del puerto de Beirut para conmemorar el segundo aniversario de la catástrofe.
A la luz de la inestabilidad reportada en los últimos días en los silos del sitio, la actividad aconteció en los alrededores de la Estatua del Inmigrante, al este de la terminal, y por Latinoamérica participaron representantes de Cuba, Argentina y México.
Joanna Wronecka, coordinadora especial de la ONU para Líbano, manifestó en la red de microblogging su solidaridad con los familiares de los afectados y llamó a realizar una investigación exhaustiva, imparcial y transparente.
“Alcanzar la justicia es indispensable para sanar, para el estado de derecho, para reconstruir la confianza y reforzar la credibilidad institucional de Líbano”, subrayó.
El 4 de agosto de 2020 la ignición de más de dos mil toneladas de nitrato de amonio mal almacenadas por seis años sorprendió a transeúntes, destruyó parcial o totalmente negocios, hogares, edificios, centros comerciales, dejó sin empleo a cientos de libaneses y provocó secuelas psicológicas por el trauma vivido.
Veinticuatro meses después, los hechos se reviven con un duelo profundo entre los familiares de los afectados y la interferencia política, la inmunidad de funcionarios de alto nivel y el irrespeto a las más de 200 víctimas letales no permiten que el luto termine.
La explosión sucedió meses después de la revuelta popular de octubre de 2019 para acentuar la peor crisis económica y financiera de Líbano, que arrastra hoy a cuatro de cada cinco ciudadanos a la pobreza.
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