Según la defensa del diplomático, la detención resultó ilegal porque no hubo acción flagrante y si falta de respeto a la inmunidad diplomática.
La policía entendió que el hecho resultó evidente, pues fue detenido menos de 24 horas después de la muerte y no hubo irrespeto a la inmunidad diplomática, porque él no es cónsul general en el país ni embajador.
Además, el crimen ocurrió en el acomodado barrio Ipanema, en Río de Janeiro, no en territorio considerado germano y sin relación con las actividades diplomáticas.
La jueza Maria Izabel Pena Pieranti entendió que no cabría al plantón judicial decidir sobre la liberación del investigado y que esto debería ser hecho en audiencia de custodia.
Después de pasar la noche en la comisaría 14 del suburbio carioca de Leblon, el diplomático alemán fue trasladado en la mañana de este domingo a la prisión de Benfica.
Aunque argumentó que su compañero sufrió una caída en la noche del viernes en el apartamento en que residían en Ipanema y se golpeó en la cabeza, los juristas identificaron unas 30 lesiones en disímiles partes del cuerpo del belga.
También descubrieron que empleados del representante teutón lavaron manchas de sangre en la vivienda antes de llegar la policía.
La comisaria de la Policía Civil al frente de la investigación, Camila Lourenzo, arrestó al diplomático tras argumentar que existen evidencias que «nos llevan a concluir de forma segura que hubo una muerte violenta».
Precisó que varias lesiones no son nuevas y tienen al menos dos días, lo cual «muestra que la víctima sufría algún tipo de agresión».
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