«Nos enfrentamos a una persona mentalmente desequilibrada. Estamos enfrentando a una persona que cree que la policía tiene que matar y no arrestar. Que cree que tiene que vender arma y no libro. Que tiene que estimular el odio y no el amor», dijo Lula en un mitin junto al candidato al gobierno del estado de Minas Gerais (sudeste), Alexandre Kalil, en Belo Horizonte.
Señaló que «es exactamente lo contrario de lo que queremos. Queremos una sociedad de la fraternidad, del cariño. No queremos que la gente se odie unos a otros. Queremos abrazos, ayuda, no gente hablando de Dios y cometiendo pecado».
De acuerdo con el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), «el gobernante no tiene que ser arrogante, pedante, tiene que ser un compañero, un amigo de 215 millones de brasileños».
En la Plaza de la Estación, región central de Belo Horizonte, Lula habló sobre el futuro del país y trazó un panorama de esperanza para los próximos años.
La crisis económica que afecta a Brasil en un escenario de hambre, inseguridad, carestía e inflación en los años de Bolsonaro puede ser combatida, argumentó el exdirigente sindical.
«El Brasil de hoy está peor que el Brasil de 2003, cuando yo tomé posesión. Cuando tomé posesión, en 2003, la inflación estaba en un 12 por ciento. Nosotros tiramos al 4,5 por ciento. ¿Ustedes recuerdan? Brasil tenía una deuda del 65 por ciento, la redujimos al 39», rememoró.
Aseveró que durante su administración (2003-2010) se pagó la deuda con el Fondo Monetario Internacional y prestamos 15 mil millones. «Hoy tenemos reservas reunidas en los gobiernos del PT», recalcó.
Prosiguió que, en 100 años, la élite brasileña hizo 140 escuelas técnicas. «En 13 años, hicimos más de 500. Para nosotros, invertir en educación, invertir en la infancia, en la escuela, no es gasto. Es inversión», precisó.
En su emotiva intervención, Lula certificó que volvía a la carrera por el poder «porque creo en el pueblo brasileño. Cuando mi cabeza no piense más, pensaré por ustedes. Cuando mis piernas no caminen más, andaré por ustedes. Mi corazón latirá por ustedes. El pueblo va a consolidar la democracia», remarcó.
Para el expresidente, que recorre regiones del país como parte de su campaña electoral y para consolidar un gran frente de la izquierda, «gobernar es un acto de amor. Es un acto de protección».
Hasta la fecha, Lula lidera todas las encuestas de opinión hacia el sufragio del 2 de octubre, en el que pretenderá reelegirse Bolsonaro.
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