Según actualizaron, los rescatistas hallaron más cuerpos sin vida en las últimas horas y siguen en busca de quienes están perdidos, aunque disminuyen las esperanzas de encontrar a sobrevivientes.
Las riadas ocurrieron al amanecer del jueves en el condado de Datong y fueron más destructivas porque el suelo está sobresaturado y junto al agua se desplazó desde las montañas una gran cantidad de lodo, rocas y piedras.
Los sedimentos sólidos causaron el desborde de ríos y, como consecuencia, destrozaron al menos dos edificios completos, otras viviendas, varias carreteras y puentes.
Las autoridades locales movilizaron a más de dos mil profesionales y 160 vehículos en las operaciones de búsqueda y rescate, mientras el gobierno provincial destinó 7,3 millones de dólares para financiar esas labores, la reparación de la infraestructura pública y las mil 517 casas dañadas, reubicación de los seis mil 245 damnificados.
China está atenta porque las lluvias en regiones del norte pueden desencadenar inundaciones, torrentes de montaña y deslaves.
Al mismo tiempo trabaja para mitigar el impacto de la peor sequía en décadas en provincias del centro-sur que evaporó el agua de múltiples ríos, incluido muchas secciones del Yangtsé, el más largo del país y Asia.
Ese fenómeno afecta el suministro a millones de personas y amenaza tanto a los cultivos de otoño como el rendimiento del ganado, el servicio electroenergético y el turismo.
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