En la segunda reunión solicitada este mes por Moscú al organismo internacional para analizar la situación del conflicto ruso-ucraniano, el diplomático explicó que los artefactos empleados por las fuerzas del vecino país es la mina antipersona PFM-1 Lepestok, una réplica exacta de la estadounidense BLU-43/B Dragontooth.
Al respecto, detalló que operan a distancia, y la explosión se produce cuando el sensor del objetivo es pisado y causa traumatismo en la parte inferior de la pierna.
«Lepestok es una prueba viva de la naturaleza sádica y bárbara del régimen de Kiev. Es un símbolo de su verdadera actitud hacia la población del este y el sureste del país. La gente lo ve y lo entiende», comentó Nebenzia.
En ese sentido, el representante permanente adjunto ruso ante la ONU, Dmitri Polianski, detalló anteriormente que las minas son «del tamaño de la palma de la mano, casi invisibles en el suelo y muy parecidas a un juguete infantil. Si se toca o se pisa, se produce una explosión. Mutilará a un adulto y casi seguro que matará a un niño».
Nebenzia añadió que inicialmente se supo sobre el uso por parte de Ucrania de minas antipersona a finales de julio, cuando comenzaron desde las autoridades de la autoproclamada república popular de Donetsk (RPD) a denunciar varias muertes y lesiones de civiles causados por los artefactos.
La RPD es objetivo de repetidos ataques ucranianos. A principios de agosto, los representantes de la república en el Centro Conjunto para el Control y la Coordinación informaron de 10 heridos a causa de los bombardeos, tres de los cuales pisaron minas antipersona Lepestok.
Las autoridades rusas mantienen la denuncia permanente del incumplimiento por parte de Kiev del Tratado de Ottawa, al que Ucrania se unió 1997, bajo el compromiso de destruir todas las minas antipersona en un plazo de cuatro años y no utilizarlas bajo ninguna circunstancia.
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