De acuerdo con el Ministerio de Defensa checo, las maniobras, en el contexto de la operación especial de Rusia en Ucrania, tendrán esta vez el objetivo de preparar la coordinación entre la aviación y fuerzas terrestres en caso de necesitarse un apoyo aéreo avanzado.
En los ejercicios, que culminarán el 16 de septiembre, participarán soldados de Alemania, Estados Unidos, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y el país sede, informó en un comunicado el órgano castrense.
Las maniobras tendrán lugar en las regiones que albergan las bases aéreas de Namest nad Oslavou, Caslav y Kbely, en las zonas militares de Boletice y Libava, así como en las cercanías de la ciudad de Ceske Budejovice, según la notificación oficial.
Es la novena ocasión que República Checa es sede de tales demostraciones, enfatizaron medios locales de prensa.
Aunque la OTAN ha reiterado que no intervendrá con efectivos militares en el conflicto ruso ucraniano, Moscú se mantiene alerta ante este tipo de maniobras dado el constante apoyo del bloque militar noratlántico a Kiev con la entrega de armas a los militares ucranianos, incluido al controvertido batallón Azov, integrado por elementos ultranacionalistas nazis y extremistas.
De igual modo, el gobierno ruso afirmó que sigue de cerca el reclutamiento de ciudadanos extranjeros llevado a cabo por las autoridades ucranianas con la colaboración de países que integran la OTAN, para participar en los combates en el este de Ucrania.
Moscú considera, además, que los ejercicios militares en los países vecinos responden a la estrategia de la alianza de acercarse a Rusia y Belarús, lo que el Kremlin asegura es una amenaza a la seguridad nacional de esas dos naciones.
Al respecto, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, alertó recientemente sobre el peligro creciente para esas naciones el aumento de la infraestructura militar de la OTAN en territorios vecinos.
Rusia también ha advertido sobre las implicaciones en el complicado escenario del posible ingreso a la OTAN de Suecia y Finlandia, lo cual no se ha materializado por exigencias de Turquía. El gobierno ruso comenzó el 24 de febrero pasado lo que el presidente Vladimir Putin calificó de operación militar especial en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk solicitaran a Moscú ayuda para repeler el aumento de la agresión y los bombardeos por parte de las fuerzas armadas ucranianas.
Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Europea y el resto de los aliados de la OTAN implementaron sanciones económicas y financieras contra Rusia.
En opinión de Pátrushev, la alianza atlántica es utilizada como instrumento de política exterior, actúa de forma muy agresiva y exacerba un entorno de seguridad internacional ya difícil.
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