Los fondos los aportó el ministerio de Finanzas y parte de ellos irán a manos de campesinos para la compra subsidiada de semillas, fertilizantes, pesticidas y otros materiales necesarios en sus faenas.
Con esos recursos el Gobierno igualmente se propone respaldar el suministro de agua potable y el regadío en las zonas afectadas por la falta de lluvias.
Se trata de la tercera vez en este mes que China saca dinero de sus arcas para afrontar problemas derivados de fenómenos climáticos, aparte de desplegar especialistas y equipos a múltiples regiones para asegurar las cosechas de otoño.
Días atrás erogó en total 74,7 millones de dólares con el objetivo de respaldar las labores de mitigación a la sequía en ocho provincias, incluidas Hebei, Shanxi, Mongolia Interior y Jiangxi.
La ausencia de precipitaciones secó muchos ríos del país y en algunas secciones del Yangtsé -el más largo del gigante asiático- el agua descendió más de 17 metros, hay una fuerte evaporación y quedaron al descubierto las piedras del fondo y hasta estatuas budistas de 600 años de antigüedad.
En demarcaciones como Anhui (oriente), las centrales Hubei y Henan, y Guizhou y Chongqing (suroeste) muchos poblados comenzaron a construir represas para acumular agua, luego que bajaron drásticamente los niveles de los torrentes.
La situación obstaculiza el suministro del líquido a millones de personas y al mismo tiempo constituye un golpe para la agricultura, pues esos territorios son algunos de los principales productores de alimentos del país.
Cifras oficiales indican que China experimenta su verano más cálido desde 1961 con amenaza al rendimiento de las cosechas agrícolas, la crianza de ganado y la estabilidad del sistema electro-energético.
La provincia suroccidental de Sichuan instaló cinco mil paneles solares en una autopista para generar electricidad y así afrontar su déficit energético, mientras otras 10 recurren a la siembra de nubes para provocar la caída de lluvias.
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