Hasta el 28 de agosto, el tonelaje total de granos y otros alimentos exportados desde los tres puertos ucranianos era de un millón 249 mil 780 toneladas métricas, transportadas en un total de 114 viajes, de acuerdo con las estadísticas del Centro Conjunto de Coordinación de esas operaciones.
El pasado 22 de julio, Rusia, Turquía y la ONU firmaron un acuerdo para desbloquear la exportación de granos y fertilizantes de Ucrania en medio de las hostilidades, en tanto las autoridades gubernamentales de ese país suscribieron un documento similar con Ankara y representantes de la ONU.
También Rusia rubricó con la mayor organización internacional un memorándum para facilitar la exportación de fertilizantes y productos agrícolas suyos a los mercados internacionales.
Mediante la Iniciativa de Grano del mar Negro se instaló en Estambul un Centro Conjunto de Coordinación para garantizar la seguridad de los graneleros que transportan cereales desde Ucrania y realizar las inspecciones necesarias.
Dicho acuerdo facilitó que luego de cinco meses de iniciada la operación militar especial de Moscu saliera del puerto de Odesa, el 1 de agosto, el primer barco cargado de maíz ucraniano.
Ayer ese Centro autorizó a siete buques abandonar Ucrania con 210 mil 294 toneladas de grano y alimentos a bordo rumbo a China, Italia, Egipto, Países Bajos, Rumania, España y Turquía.
Su coordinador, Amir Abdulla resaltó la importancia de esta iniciativa mientras el mundo se enfrenta a la inseguridad alimentaria y a los altos precios, ya que un mayor volumen de la producción agrícola ucraniana se dirige al mercado internacional y aumnetó la confianza en los sectores alimentario y marítimo, lo que hizo bajar los precios y redujo el riesgo.
El funcionario recordó que el acuerdo cubre las operaciones comerciales para la reanudación de las exportaciones, y también el Programa Mundial de Alimentos reanudó la compra de trigo para sus operaciones humanitarias en países como Etiopía y Yemen.
Abdulla subrayó que en todo el mundo, los altos precios de los combustibles y los fertilizantes, el cambio climático y los conflictos ejercen una inmensa presión sobre los agricultores y los consumidores por igual, y llevan a millones de personas más a la pobreza y el hambre.
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