Cuando transcurre el sexto mes de aplicado el estado de excepción esta semana, las autoridades exhiben como un buen resultado la detención de más de 51 mil 600 pandilleros y presuntos colaboradores de esos grupos.
El régimen de excepción decretado por el gobierno salvadoreño en el combate a las pandillas en todo el país suspende cuatro derechos constitucionales, por lo que algunos sectores alegan hay violaciones de derechos humanos, según algunos juristas una persona es inocente mientras la justicia no prueba lo contrario, una máxima que aquí se pone en dudas.
Según los datos oficiales del Ministerio de Seguridad, el total de pandilleros es uno de los resultados positivos y evidentes de la implementación del régimen de excepción en El Salvador.
Lo cierto es que la convivencia es más tranquila, los transportistas y hombres de negocios se siente protegidos porque el número de extorsiones atribuidas a las maras decrecieron considerablemente.
En este escenario destaca que agosto, que recién terminó, se emparejó a julio como meses record con 21 días sin que ocurrieran homicidios atribuibles a los grupos delincuenciales.
El régimen de excepción, junto al Plan Control Territorial, son las dos grandes estrategias que el actual gobierno, presidido por Nayib Bukele, implementó para combatir la delincuencia, la criminalidad y las pandillas en todo el país. Eso parece que será prorrogado a finales de septiembre pues aun hay ocultos miles de pandilleros, según la policía.
En ese ambiente de menos delincuencia, el gobierno de Bukele prosigue sus acciones para afianzar el turismo como uno de los motores de la economía local. En la semana fue “limpiada” una importante arteria del casco histórico de vendedores ambulantes y no ambulantes, que ocupaban cerca de 36 bloques en la calle Arce.
Es un esfuerzo sostenido para que edificaciones como la Catedral Metropolitana, el antiguo Palacio Nacional, el Teatro Nacional, y otras construcciones muestren la historia y la actualidad de un país que, pese a amenazas inflacionarias, trata de avanzar hacia más altos estándares de vida de la población.
En la semana se mantuvieron los precios de los combustibles aunque la canasta básica de los salvadoreños los aumentó para seguir una tendencia que preocupa al gobierno. Durante el mes transcurrido la canasta de alimentos urbana aumentó 3.24 dólares, mientras que la rural creció 4.33 dólares.
La situación se complica para el gobierno tras la persistente alza de los precios de los alimentos que en el último año alcanzaron un 14.2 por ciento.
Así transcurrió una semana en la cual el tema de la reelección presidencial también acaparó la atención de medios políticos y de la población.
Antes de ser modificada, la Constitución establecía que un presidente no podía gobernar durante periodos continuos pero ya eso cambió y comienzan los comentarios sobre si Bukele podrá mantenerse al frente del país después de 2024.
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