Son dos de los emblemas de la agricultura española, hoy con más afectación para los productores de aceite de oliva, estrella de la famosa dieta mediterránea que tiene a España como su mayor exportador mundial.
Con una reducción de los embalses por debajo del 40 por ciento de su capacidad, la sequía ha hecho estragos en el país ibérico. Sin embargo, para el interés turístico, al emerger construcciones que permanecen bajo el agua durante años o, resurgen vestigios desconocidos, algunos remitidos al Imperio Romano.
En Vinuesa, Soria, en el embalse de la Cuerda del Pozo, recobró visibilidad la torre de la Iglesia de la Muedra. Lo mismo, con el puente romano medieval de Pedrosa del Rey, Las ruinas de La Isabela, y las torres de la Iglesia del Mediano en Huesca, entre otras bellezas.
El denominado Stonehenge español, el Dolmen de Guadalperal, círculo de decenas de piedras megalíticas, se encuentra ahora totalmente expuesto en un rincón del embalse de Valdecañas, Cáceres, donde el nivel de agua bajó al 28 por ciento de su capacidad.
Todo lo relativamente positivo que estos hallazgos o resurgimientos pueden suponer para el turismo, se comporta inversamente proporcional en rubros como el aceite de oliva, condenado a un bajón del 50 por ciento de su producción este año debido a la sequía.
El sur de España, particularmente Andalucía y la provincia de Jaen, joyas en la producción de aceite de oliva, se enfrentan a una crisis frente a la cual luchan para salvar en lo posible una parte de las cosechas de aceitunas.
Un cálculo a priori señala que la producción del apreciado óleo, también conocido como oro verde, puede caer del millón de toneladas en 2022, consecuencia en gran medida de temperaturas por encima de los 40 grados Celsio durante por lo menos tres meses sucesivos.
Los olivareros se mantienen pesimistas por la escasez de lluvia y un tiempo extremadamente caluroso desde hace varios meses, y los pronósticos que auguran un otoño con los termómetros por encima de lo normal.
En torno al vino, la recogida de uvas tuvo que adelantarse, aunque los productores esperan que sin desmedro de la calidad –al menos en términos generales-, se podrá salvar la cosecha con una producción razonable.
Uno de los temas más acuciantes para los agricultores españoles es replantearse los terrenos y zonas de cultivos, ante la certeza de que el cambio climático es una realidad indetenible, según Alberto Hermoso Ginés, ingeniero agrónomo de un centro de investigación andaluz.
mem/ft