“El estado destruyó 206 veces a Al Araqib, 206 veces el Estado echó a los ciudadanos de sus casas y los expulsó de sus tierras (…) limpieza étnica bajo los auspicios del Gobierno del Cambio”, escribió la parlamentaria en Twitter en alusión a la alianza en el poder.
Solo este año la policía israelí, con el respaldo de excavadoras y equipamiento pesado, derribó la localidad en 10 ocasiones.
Cada vez que es destruida, sus habitantes la vuelven a levantar con madera y cubiertas de nailon.
Las autoridades de ocupación continúan hostigando a los ciudadanos árabes en el Néguev a través de campañas destinadas a confiscar tierras, arrasar cultivos agrícolas y demoler sus casas, denunció recientemente la agencia de noticias palestina Safa.
Al Araqib acoge a 22 familias, que suman unas 800 personas, quienes viven de la ganadería y la agricultura.
El Néguev está habitado por unos 240 mil beduinos, casi la mitad de ellos agrupados en comunidades no reconocidas por las autoridades israelíes, que sistemáticamente derriban esos poblados.
Al carecer de registros oficiales, esas localidades no cuentan con servicios básicos como redes de electricidad y agua, carreteras, escuelas y centros de salud.
El gobierno de Israel se niega a admitir el derecho de propiedad sobre la tierra de esas personas con el objetivo de empujarlos a la migración forzada, según Safa.
Los beduinos son árabes nómadas que viven en Oriente Medio, el norte de África y la península Arábiga.
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