El presidente Alberto Fernández entiende que debemos construir un país de diálogo y convivencia. Este es el convencimiento desde el primer día de gobierno. Ya no se trata solo de insultos y persecución, sino de al menos dos ciudadanos que decidieron actuar por fuera de los límites de la ley y la democracia al tratar de llevar adelante un magnicidio, aseveró.
El 1 de este mes, alrededor de las 21:00, hora local, Fernando Sabag, de 35 años y nacionalidad brasileña, apuntó con una pistola a la cabeza de la también titular del Senado cuando saludaba a personas reunidas en las afueras de su domicilio en el capitalino barrio de Recoleta.
Aunque apretó el gatillo, el arma, que contaba con cinco balas, no se disparó.
El domingo en la noche, oficiales de la Unidad de Investigación Antiterrorista arrestaron a su novia, Brenda Uliarte, luego de que fuera identificada en imágenes de cámaras de vigilancia ubicadas en las proximidades del apartamento de la ex jefa de Estado.
Ambos fueron imputados por la jueza María Eugenia Capuchetti por “haber intentado dar muerte a Fernández, contando para ello con la planificación y acuerdo previo entre ambos”.
Asimismo, se investiga la participación de otros individuos, así como sus vínculos con organizaciones antiperonistas, antikirchneristas y neonazis.
Según el diario Página 12, la noche del atentado personas cercanas a Sabag y Uliarte publicaron mensajes como: Seguro el próximo eres tú, Alberto (Fernández). Ten cuidado.
Lo ocurrido nos obliga a replantearnos cuál es nuestro pacto democrático, y a ratificar y profundizar lo construido desde 1983. Quienes somos de aquella generación sabemos cuántas muertes y desapariciones costaron los ciclos de oscuridad que hubo en Argentina, señaló Cerruti en conferencia de prensa.
Asimismo, indicó que funcionarios del Ejecutivo y congresistas llevan adelante conversaciones para consolidar una Argentina de paz.
También aseguró que la dirección del país sigue de cerca las investigaciones y las decisiones de la Justicia sobre lo ocurrido.
La vocera consideró grave que Patricia Bullrich, presidenta de Propuesta Republicana, el principal partido de la oposición, todavía no repudió el ataque a la vicemandataria, pese a que la enorme mayoría de los dirigentes políticos y sociales de esta nación lo hicieron.
Además, condenó la construcción de un discurso de odio y denunció agresiones como las amenazadas de muerte a líderes, y la colocación de guillotinas y bolsas mortuorias cerca de la Casa Rosada.
Tratan de mostrar a una persona como alguien que no merece vivir en la sociedad y puede ser exterminado. Eso, en determinadas personalidades, tiene una repercusión particular. Independientemente de la responsabilidad penal de los implicados en el intento de magnicidio, el Gobierno sabe que es fundamental analizar qué hacer para no seguir por esta senda, apuntó.
El límite de la tolerancia es el intolerante. Esperamos lograr un profundo acuerdo democrático sobre cómo salir de esta situación en la cual está cuestionada la dirigencia política, social, la Justicia y los medios de comunicación que contribuyeron a que esto llegara tan lejos, aseveró.
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